domingo, 4 de julio de 2010

Crónica: " Yendo a Verdelejos"

...Aún estaba dormido cuando el aire fresco -ese que sólo las mañanas de verano tienen- entró por la ventana semi-abierta y le acarició suavemente un hombro que asomaba fuera de la sábana. Luego paseó por su oreja, con sonidos traídos de lejos y susurrando secretos que se le metieron en el sueño. Hasta que le entró por la nariz, portando olores perfectamente conservados en frío: flores, frutas y sobre todo olor a campo, a bosta, a dedos sucios de pescar en el río.
-"Hoy es el día"- pensó, e inmediatamente abrió los ojos.
Ni un resto de pereza quedó en sus párpados, ni un bostezo detrás de las mandíbulas. Aquel era un día muy importante como para seguir durmiendo. Tenía 10 años y todas sus vacaciones, según podía recordar, las había pasado en la casa del Abuelo. Allá en Verdelejos.
Había que prepararse. (CONTINUARÁ)

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